Pase lo que pase en las urnas, los agentes de los jugadores del Madrid han comenzado a moverse para conocer el posible destino de sus protegidos. Y lo que han sondeado entre los aspirantes, -con los favoritos, los alternativos y los testimoniales-, no augura nada bueno. En la actualidad, sólo hay cinco jugadores del primer equipo con garantía absoluta de mantener la camiseta blanca. Otros cuatro han detectado que su continuidad es factible. El resto tiene mes y medio para ponerse las pilas y convencer a los futuribles de que pueden quedarse en La Castellana.
Lo tienen complicado. Por sí mismos y, sobre todo, por la sensación de mediocridad que se desprende de la política de fichajes de un club que, bajo la ideología calderoniana, se disparó en el pie y comenzó a fichar jugadores de segundo nivel, de clase media, a precio de oro. Todo eso fue jaleado mientras se ganaron dos Ligas sin lustre ni lujos.
La opinión generalizada entonces era que se había recuperado el espíritu, el sudor de la camiseta madridista. Como si no fichar estrellas fuera lo mejor para un club grande. Toda demagogia barrida tras los fracasos en Europa. El descrédito de Liverpool lo vieron cientos de millones de personas en todo el mundo. Muchos de los jugadores de la actual plantilla tienen nulas opciones de seguir.
El clan de los holandeses es el gran damnificado. Han fracasado y las consultas realizadas en el entorno electoral detectan la evidencia. Puede quedarse Van Nistelrooy, en agradecimiento a los servicios prestados. Robben está bajo sospecha. Sneijder, Van der Vaart, Drenthe y Huntelaar viven en una onda alejada de los candidatos a las urnas, que buscan otra cosa, algo distinto.
Casillas, Raúl, Guti, Ramos y Pepe son los cinco jugadores que se quedarán gane quien gane en función de las opiniones recabadas por los agentes en el entorno electoral. La juventud de Marcelo, Gago, Higuaín y Lass Diarra y el compromiso de Van Nistelrooy les convierten en jugadores con ciertas opciones.
El resto, ya sabe a lo que atenerse. A currar y tratar de ganar la Liga para colarse en medio de la revolución.
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